mayo 9, 2017

Las matemáticas y la vida cotidiana

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Reproduzco a continuación, artículo publicado en IBERCIENCIA – Comunidad de Educadores para la Cultura Científica. Su autor es José Javier Segura Márquez, Ciudad de México (México) y describe, de manera muy sintética y, a mi parecer, precisa, los matices de la definición de Competencia Matemática en el siglo XXI, a partir de la definición de la misma establecida por PISA.

Recomiendo su lectura, así como la de muchos otros textos de divulgación de este portal.

Fuente: IBERCIENCIA – Las matemáticas y la vida cotidiana

Nota de José Javier Segura Ramírez, IBERCIENCIA, Comunidad de Educadores para la Cultura Científica. Ciudad de México, México.
El concepto general de competencia matemática hace referencia no tan sólo a razonar y resolver operaciones matemáticas y situaciones y problemas que suelen presentarse en las aulas, sino se centra en la capacidad del estudiante para enfrentarse y resolver problemas que aparecen en diversos contextos en la vida cotidiana.

El Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), considera que la Competencia Matemática es “una capacidad del individuo para identificar y entender la función que desempeñan las matemáticas en el mundo, emitir juicios fundados y utilizar y relacionarse con las matemáticas de forma que se puedan satisfacer las necesidades de la vida de los individuos como ciudadanos constructivos, comprometidos y reflexivos.”

De esta definición se desprende que la competencia matemática no se limita a manejar el lenguaje matemático y resolver eficazmente los problemas que se plantean académicamente; sino, además, ser capaz de utilizar esos contenidos en diversos contextos y situaciones sociales.

Los estudiantes suelen preguntar: “¿Esto para qué me sirve? ¿Dónde voy a emplear esto?” Sus preguntas enmarcan el enfoque tradicional que se ha dado a “la enseñanza de las matemáticas”: el enfoque enciclopédico, en el que mientras más rellenemos el cerebro vacío de los estudiantes con el conocimiento acumulado y éstos lo repitan intachablemente, mejores alumnos serán y, consecuentemente, también los docentes mejores serán.

Enseñamos matemáticas descontextualizadas, ajenas al mundo real, olvidándonos que las matemáticas nacieron (y seguirán desarrollándose y creciendo) para resolver situaciones del mundo real, cotidiano. La Aritmética se creó para contar; la Geometría para medir; el Álgebra para generalizar; el Cálculo para analizar lo continuo e infinito; y así, todas y cada una de sus ramas tiene su parte cotidiana.

Esta palabra “cotidiano”, en mi opinión, es la que causa problemas de aceptación. ¿Qué tan cotidiano es para una persona resolver una ecuación de segundo grado? Creo que la respuesta es que una situación será cotidiana según el área o profesión de la persona. ¿Qué tan cotidiano es para una persona hacer un pan? La respuesta no será la misma si se la hacemos a un ama de casa o a un panadero.

Y el reto es precisamente ése: acercar las diversas situaciones cotidianas a las situaciones que se analizan y resuelven en las aulas. Una estrategia que se propone es trabajar los contenidos programáticos mediante la matematización de situaciones en diversos contextos, esto es, identificar un problema en la realidad o entorno de los estudiantes, modelar matemáticamente el problema, identificar el contenido matemático de aplicación pertinente, resolver el problema matemático y, finalmente, verificar el resultado matemático con los datos del problema real. Esto se puede hacer trabajando tanto individualmente como de manera colaborativa.

La gama de situaciones en contexto está abierta: desde los identificados como puramente matemáticos, hasta los que aparentan no pertenecer al campo matemático. Es competencia de quien plantea o trata de resolver el problema, establecer de forma satisfactoria la estructura matemática pertinente. Y esto nos lleva a que se ha desarrollado esta habilidad en las aulas.

El conocimiento de las bases estructurales de las matemáticas implica conocer los términos, conceptos y procedimientos básicos que normalmente se enseñan en las aulas, pero también implica saber cómo se utilizan en los diversos contextos sociales y disciplinarios.

Entonces, debemos contextualizar los contenidos programáticos de las matemáticas. Identificar las matemáticas derivadas de la actividad humana; las derivadas de los fenómenos naturales y la matemática de las matemáticas. En suma, lo que se solía llamar matemáticas puras y matemáticas aplicadas.

Aprender a matematizar debe ser uno de los objetivos prioritarios en la educación matemática. Desarrollar en los estudiantes la habilidad para emplear las matemáticas en la vida cotidiana, nos acerca a lograr que participe de forma plena y competente en el mundo real.

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