El verano es época de hacer otras cosas, no sólo de descanso ya que el día da bastante de sí. Es época de hacer muchas otras cosas que durante el resto del año no puede uno hacer en tantas ocasiones como debiera o quisiera.
Y, una de las cosas que echo en falta es: la reflexión.
Y en ello andaba, reflexionando mientras disfrutaba revisando vídeos de trabajos de aula con mi alumnado. Y meditaba sobre lo somos capaces de conseguir en grupo en tan poco tiempo; con confianza, buen clima de aula y predisposición positiva para hacer las cosas. Creyéndonos que somos capaces de hacer las cosas y que somos capaces de hacerlas bien, además.
Errando, como es normal (Errare humanum est) pero, al mismo tiempo, aprendiendo y alimentando el aprendizaje mediante los errores, siempre con pendiente positiva (en crecimiento permanente, siempre hacia adelante) y demostrando finalmente que lo hemos conseguido.
Pero claro, difícilmente inventamos nada, ya está casi todo hecho. Cada cosa tiene su nombre y, probablemente, ya ha sido estudiada o trabajada de algún modo. Un nombre que conocí a posteriori de aplicar esta metodología en el aula, y en otros ámbitos de trabajo grupal distintos al académico, y un vídeo muy esclarecedor que la resume y que suelo poner a mis alumnos cada curso.
Un vídeo que quiero compartir con vosotros y que lleva el nombre de este fenómeno y que no es otro que: Efecto pigmalión
Te dejo que disfrutes del mismo y reflexiones, sobre lo importante que es creer en uno mismo y que crean en ti.
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Evidentemente, el que yo aplico y comento es el efecto pigmalión positivo, existe también el opuesto, el negativo, que como podrás imaginar tiene efectos devastadores y que quizás explica muchas de las cosas que ocurren en la escuela, y en el aprendizaje matemático que es en el que me muevo.
Pero, la verdad, de éste último, ni entiendo, ni quiero entender. Es más, no me apetece ni escribirlo ni tan siquiera pronunciarlo. ¡Me quedo con el primero y lo recomiendo encarecidamente!
¿Opinas lo mismo que yo? Déjame tu comentario, si te apetece reflexionar en grupo y en «blog» alta.
¡Feliz verano!